Raúl Santiago se aburría mucho y dibujaba monigotes en sus cuadernos mientras estaba en clase. Envidia mucho a los niños de hoy en día que programan robótica con sus tabletas en el aula. Si le hubieran cambiado los cuadernos por tabletas otro gallo cantaría.
Si te hubiéramos entrevistado hace 10 años y te hubiéramos preguntado cómo creías que sería la educación en 2014/2015, ¿Qué crees que nos habrías dicho?No lo se exactamente, pero quizá alguna cosa sí que hubiese anticipado, por ejemplo, que la tecnología iba a tener un impacto en las aulas importante. Hace una década yo ya trabajaba con algunos programas sencillos en algunas áreas y ya veía que daban buenos resultados sobretodo en cuanto a motivación de los alumnos. Pero las herramientas y los recursos que configuran hoy un entorno educativo totalmente distinto creo que eran inimaginables.
¿Hemos avanzado mucho en 10 años?
La tecnología ha avanzado mucho y lo que podríamos considerar como corrientes metodológicas, didácticas emergentes e innovadoras también, pero la realidad de las aula, el día a día no ha cambiado tanto. Estamos en el punto de eclosión, hay una cultura del profesorado y una inquietud que pronostica que esto va a ocurrir, pero aún quedan unos años. Debemos esperar para poder hablar con naturalidad de un cambio profundo y asentado. El día que dejemos de hablar de nuevas tecnologías, (¡que ya llevamos 25 años con ellas!) la revolución en las aulas será una realidad.
En algunos centros se prohíbe el uso de dispositivos móviles y en otros los profesores se rompen la cabeza para integrarlos en el aprendizaje. ¿Qué opinas de esta contradicción?Esta contradicción la vivo yo mismo en la universidad. Los profesores intentamos llegar a los alumnos en entornos que para ellos son habituales y familiares, pero por otro lado se prohíbe el uso de dispositivos y otro tipo de herramientas. Es algo anacrónico que acabará desapareciendo. La clase tiene que ser algo que les motive. Si los alumnos se aburren en clase, o si perciben que lo que les estás explicando lo pueden aprender igual en casa, desconectan de las explicaciones del profesor.
¿Y como podemos captar su atención a través de la tecnología?Tenemos que desarrollar dos competencias básicas a trabajar desde que son pequeños: la primera es saber desconectar de la tecnología y la segunda es aprender a concentrarse y mantener la atención en la era de la distracción en la que vivimos. Debemos educar a los niños en el correcto uso de la tecnología.
¿Y como se aprende a desconectar de la tecnología?Es muy difícil, y tenemos que aplicarnos el cuento a nosotros mismos. En las formaciones que doy usamos herramientas que requieren de conectividad wifi y muchas veces ocurre que por el motivo que sea, no logramos conectarnos. La gente se pone nerviosa y yo siempre les digo que no pasa nada, que pasamos al modo analógico como se ha hecho toda la vida y continuamos. No hay que ser tecnofóbico pero tampoco tecnodependiente, hay un equilibrio fácil entre las dos opciones.
¿Existen fórmulas mágicas para introducir los dispositivos en clase?Nada, ninguna. Y precisamente por eso, es tan importante la función del profesor. Lejos del apocalipsis tecnodocente que vaticinan algunos, el papel del profesor es mucho más importante hoy en día: con la ayuda de la tecnología el profesor puede hacer cosas que antes no podía, puede trabajar de forma profunda los contenidos y las materias. El profesor tiene que estar al día de que es lo que se está cociendo en su mundo, debe dejar de hacer cosas que hacía hasta ahora y optimizar el tiempo. Dejar de hacer algo viejo, para empezar a hacer algo nuevo. Cosas que no tienen impacto en los estudiantes, como corregir exámenes tipo test.
Danos tres ejemplos para convencer a los indecisos de experiencias con dispositivos móviles que hayan intervenido en el aula de forma muy positiva.El modelo Flipped Clasroom es uno de ellos. Si nosotros liberamos a los alumnos de ciertos procedimientos de clase, como hablarles de la fotosíntesis sin saber si tienen algún conocimiento previo, les damos herramientas para que se preparen en casa y luego en clase podemos debatir, discutir, trabajar directamente , también a través de las redes sociales y de otras herramientas, logramos que el alumno se implique en su propio aprendizaje. La aplicación del modelo la tecnología juega un papel fundamental, relevante y además transparente. El fin no es la tecnología, sino la personalización.
¿La personalización también es una virtud de este tipo de herramientas?¡Por supuesto! La tecnología permite que en determinados momentos cada alumno pueda seguir un tipo de aprendizaje que se ajuste a su nivel y a sus capacidades, a sus preferencias, habilidades, etc. Antes esto no se podía hacer. Conseguir que todos tengan las mismas oportunidades partiendo de las capacidades de cada uno de ellos es uno de los retos que deberíamos marcarnos los profesores.
¿Un tercer argumento?Los procesos de socialización y el trabajo colaborativo. Creo que las herramientas que fomentan la construcción de conocimiento en grupo son esenciales porque fomentan la responsabilidad colectiva, la discusión, el debate, etc.
¿Estos procesos de socialización virtual restan tiempo a los procesos de socialización físicos?Hay una frase que dice que las redes sociales nos alejan de los que están cerca y nos acercan a los que están lejos. Creo que todo depende de cómo lo haga el profesor. Por ejemplo, el otro día mis alumnos comentaron por twitter una noticia que aparecía en los medios de comunicación, y ese debate se trasladó al aula, donde abocaron toda su energía en defender unos y otros postulados. Yo creo que en ningún caso se sustituyen, sino que en todo caso pueden complementarse. Debemos localizar cuáles son los problemas que nos atañen como profesores y buscar cuales son las herramientas que nos pueden ayudar a solucionarlos con el uso de las tecnologías.
¿Qué peligro hay de utilizar la tecnología sin preparar previamente la sesión?El primer peligro es que consideren que el profesor y la escuela son irrelevantes. Si los alumnos perciben que el profesor no les aporta nada porque aprenden solos, mal vamos. La escuela debe ser un espacio de relevancia. Hay que darle el componente humano en el aula, fomentar la relación entre el profesor y el alumnado, con las familias, etc.
Para curarnos en salud, por si repetimos la entrevista en 2024/2025 ¿Cómo crees que serán las aulas de aquí 10 años?Espero que sean muy diferentes a las actuales. Espero que el cambio sea sobre todo físico, que no haya 25 niños y niñas mirando de frente a un profesor: los espacios y la arquitectura debe ser muy diferente a la actua. También debe cambiar la organización curricular, esto de las asignaturas no funciona: la vida no son materias, son problemas y los problemas se analizan y se solventan. Deberá existir elementos de transversalidad e interdisciplinariedad, etc. Espero que cambie también el sistema de evaluación.