10 maneras de enseñar resiliencia a tus alumnos
Hay artículos que salen de la
experiencia. Otros del corazón. El de hoy es fruto de varias semanas de trabajo
en las que he aprendido muchísimo acerca del término del que os hablaré
hoy: resiliencia. No es la primera vez que me refiero
a la resiliencia en este blog, pero sí es la primera entrada que dedico
exclusivamente a hablar sobre este término.
Fotografía extraída del banco de
imágenes de Cenice
¿Qué se entiende por
resiliencia?
Si atendemos al diccionario de la
Real Academia de la Lengua Española, la resiliencia es la ‘capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y
sobreponerse a ellas‘. Por tanto, se trata de un proceso de
adaptación a las experiencias de vida difíciles o extremas. Realmente se trata
de un término que no se tiene demasiado en cuenta en los centros escolares y
mucho menos en los currículos de la mayoría de las asignaturas. Esto ha hecho
replantearme sobre la necesidad y la obligación que tenemos los docentes de
incorporar la resiliencia dentro de las aulas, para que los alumnos estén
preparados para afrontar con las mejores garantías todos los reveses que puedan
padecer a lo largo de su educación.
¿Cómo podemos
enseñar resiliencia a nuestros alumnos?
1. Enseña
a hacer preguntas. Muchas
veces los docentes pensamos en las respuestas que nos darán nuestros alumnos.
El profesor pregunta y el alumno responde aquello que le hemos enseñado. En
ocasiones es importante no sólo buscar respuestas, sino enseñar a elaborar
preguntas. Las preguntas invitan a la reflexión, a la introspección y ello
puede ser determinante en el caso de que un alumno pase por un momento personal
difícil. Enséñale a formular preguntas abiertas y harás de tus alumnos unos
alumnos más reflexivos y capaces de verbalizar sus preocupaciones y
adversidades.
2.
Enseña la bondad. Se trata de un recurso tremendamente
efectivo. Consiste simplemente en pedirles que durante un día piensen en hacer
un favor a alguien que les importe. Una vez hecho este favor deben
verbalizarlo, es decir, explicarlo en voz alta en clase. Los denominamos
actos de bondad son un arma muy poderosa no sólo por el acto de bondad en sí,
sino por la gratitud que recibimos por dicho acto. Si educas a tus alumnos en
la bondad, les educarás también en la gratitud, serán más sensibles a lo que
les rodea y les permitirá afrontarlo con la mejor de las predisposiciones. La
gratitud es la que pone la perspectiva a los acontecimientos que podemos
considerar como dramáticos.
3.
Enseña hábitos saludables. Se trata de un aspecto fundamental si
queremos educar a nuestros alumnos en la resiliencia. ¿Por qué? Pues porque una
rutina saludable permitirá a los alumnos afrontar con mejores garantías
cualquier adversidad que se les presente. Y por hábitos saludables debemos
entender el ejercicio físico, dormir las horas necesarias, comer de forma
saludable y evitar situaciones estresantes. Con estos cuatro hábitos las
posibilidades de afrontar con éxito una crisis siempre aumentarán.
4.
Enseña a ser útil. Debemos esforzarnos para que todos
nuestros alumnos de una forma u otra se sientan útiles. Si conseguimos que
tengan la sensación de que sirven para algo, automáticamente estaremos ante
alumnos con una elevada autoestima. Serán alumnos felices y esta felicidad
podrá ser determinante no sólo para afrontar sus adversidades, sino también
para ayudar a sus compañeros ante cualquier dificultad que surja.
5.
Enseña positivismo. Ser
positivo consiste en valorar por encima de todo aquello que tienes. Personalmente
creo que el positivismo está muy ligado al autoconcepto que todos tenemos de
nosotros mismos. En una sociedad tremendamente consumista hay que invertir los
valores que tienen los alumnos, es decir, hay que fomentar no lo que les falta,
sino todo aquello de que disponen. Hay que hacerles ver de manera consciente
qué es aquello que tienen y qué es lo que más valoran de lo que tienen, tanto
en lo material como en lo que a las personas y a sus cualidades se refiere. Haz
reflexionar a tus alumnos. Convénceles de lo mucho que tienen, y de lo muchos
que pueden dar. Para mí, educar a las personas en el positivismo es
tremendamente importante y, de hecho, puede ser determinante en caso de que un
alumno pueda experimentar algún tipo de pérdida, ya sea de un familiar, de
algún animal de compañía, o de algún bien de carácter personal.
6.
Potencia habilidades. Este es otro aspecto al que doy mucha
importancia a la hora de educar a nuestros alumnos en la resiliencia. También
va muy ligado al autoconcepto. De lo que se trata es de que sean los propios
alumnos los que descubran por sí mismo cuáles son sus habilidades, es decir, en
qué son buenos, en qué pueden llegar a ser los mejores. Una vez lo hayan
descubierto, nosotros los docentes debemos potenciarlo al máximo con los
recursos que tengamos. Pensar en el potencial que puede suponer una clase de
treinta alumnos. Son treinta potencialidades distintas. Es un tesoro enorme del
que ellos no tienen conciencia. Estas habilidades podrán resultar claves para
poder superar experiencias que se consideren traumáticas.
7.
Enseña a resolver problemas. Posiblemente este sea uno de mis
apartados favoritos. La resolución de problemas, o de conflictos, es un aspecto
que cada vez más se tiene en cuenta en los centros escolares. Debemos ver el
conflicto como una oportunidad, es decir, como una posibilidad de resolución.
En este sentido las comisiones de convivencia de los centros escolares resultan
claves y la formación de alumnos mediadores son una extraordinaria oportunidad
de gestionar conflictos no individuales, sino de centro. Aquellos centros
escolares que tejen una buena red de mediadores, serán centros que estarán
mucho más preparados para afrontar las adversidades que puedan surgir a lo
largo de un curso escolar. Al respecto de este punto recomiendo la lectura del
artículo El conflicto escolar visto como una
oportunidad.
8.
Fomenta la autoestima. La autoestima puede jugar un papel
decisivo para hacer frente a cualquier tipo de adversidad. De ahí que debamos
insistir en reforzar al máximo la autoestima de nuestros alumnos. Y
podemos hacerlo a través de lo que denomino el refuerzo positivo incondicional, es decir, recordando y
verbalizando lo mejor de cada uno de tus alumnos, celebrando sus logros y
compartiéndolos con el resto.
9.
Crea redes de apoyo. Es fundamental tranmitir a nuestros
alumnos que nunca estarán solos ante una adversidad, sea del tipo que sea. De
ahí que es muy recomendable establecer redes de apoyo entre compañeros,
establecer grupos, alianzas entre los miembros de un mismo grupo. De lo que se
trata es crear vínculos, de crear amistades que puedan perdurar en el tiempo y
que en la adversidad se conviertan en una red de seguridad. A través de esta
red de apoyo los alumnos pueden dar lo mejor de sí en cada momento y
retroalimentarse de la gratitud y de la bondad que reciben por parte de sus
compañeros.
10.
Enseña perspectiva. La perspectiva no es más que el punto de
vista desde el cual analizamos
la realidad que nos rodea. Por eso es tan importante enseñarla a nuestros
alumnos. Ante una situación adversa, la perspectiva juega un papel fundamental
para la superación de la misma. De lo que se trata es de descentralizar el foco
del dolor y del sufrimiento a través, precisamente, de la perspectiva. Con la
perspectiva lo que lograremos es relativizar el problema, es decir, disminuir
su magnitud y la desproporción que experimentamos en una situación adversa. A
mayor perspectiva, mayor visión. Y a mayor visión, mayor será la posibilidad de
superar una situación traumática.
Estas son algunas de las actuaciones
que pueden hacer de tus alumnos unos alumnos educados en la resiliencia. Soy
consciente de que el reto es ambicioso, pero estoy seguro de que hay muchas de
las actuaciones que aquí propongo que en algún momento has puesto en práctica.
De lo que se trata es de ir construyendo día a día, sesión a sesión , unos
mecanismos que propicien que puedas enseñar la resiliencia en tus sesiones
lectivas. Estoy convencido de que los centros que fomenten la cultura de la
resiliencia serán los centros que mejor gestionen las adversidades, tanto desde
el punto de vista individual como colectivo.
Quisiera acabar el artículo de hoy
con una cita que me gusta recordar cuando me enfrento a alguna adversidad.
Desconozco su autor y reza así:
No pidas una carga ligera, sino una
espalda fuerte
Acerca del autor
Santiago
Moll ejerce como profesor de Secundaria y es el autor del blog 'Justifica tu
respuesta'. Este blog educativo habla sobre aspectos relacionados con la
práctica docente y su interacción con las Nuevas Tecnologías. Santiago Moll